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Muchas personas que sufren de vértigo, mareo o desequilibrio tienen dificultades para encontrar ayuda médica especializada.

 

Lo habitual en un paciente con tales síntomas es que visite médico tras médico y que se someta a todo tipo de pruebas sin recibir un diagnóstico correcto, o al menos específico. Y dado que el primer paso para curarse es tener un diagnóstico acertado, el paciente termina frustrado y exhausto en la búsqueda de alivio.

 

Cada caso de mareo o vértigo es único y en eso radica la razón por la que es especialmente difícil de diagnosticar. Sin embargo, hay muchas cosas comunes a todos los pacientes mareados. En los siguientes párrafos trataremos de subrayar las causas más frecuentes de la demora diagnóstica y proveeremos algunas sugerencias para agilizar este proceso. 

 

Aún si su médico es capaz de determinar que la causa de su mareo se origina en el sistema del equilibrio del oído interno, llamado sistema vestibular, hay muchas otras posibilidades diferentes. Los desórdenes que causan vértigo/mareo y afectan al oído interno en sí mismos incluyen: Enfermedad de Ménière, Otoesclerosis, Laberintitis, Vértigo Postural Paroxístico Benigno, Migraña Vestibular, Neurinoma del Acústico y Fístula Perilinfática.

 

Otras enfermedades que pueden afectar al oído interno o las partes del cerebro dedicadas al equilibrio incluyen: alergias, esclerosis múltiple, sífilis, infecciones, virales, tumores, etc. El oído interno también puede dañarse por golpes o traumatismos en la cabeza. Incluso, los trastornos de ansiedad pueden causar mareo psicógeno con sorprendente alta frecuencia entre los 25 a 60 años de edad.

 

Determinar con exactitud cuál o cuáles de estos trastornos son la causa del problema puede tomar mucho tiempo y requerir de varias visitas a diferentes especialistas quienes ordenan, e incluso, repiten todo tipo de pruebas.

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Muchas enfermedades diferentes pueden causar mareo y/o vértigo.

 

Aunque los desórdenes del oído interno son una causa común de mareo/vertigo, éste puede también ser causado por problemas que nada tienen que ver con el éste. Algunos de estos problemas incluyen arritmia, embolias, infarto al miocardio, hipotensión ortostática, ateroesclerosis, hipotiroidismo, hipoglucemia, epilepsia, tumores cerebrales y malformaciones congénitas del cerebro o del cráneo.


Puede ser también un efecto secundario común de algunos medicamentos, o puede se causado por la exposición a químicos tóxicos. 

 

Mientras que muchos médicos están entrenados para sospechar de enfermedades del oído interno si un paciente se queja de vértigo intenso y náusea, tales síntomas no siempre ocurren en la etapa inicial de una enfermedad vestibular. Si usted reporta que se siente inestable, embotado o como si estuviera flotando y caminando sobre algodones, su médico podría no sospechar de inmediato en un desorden del oído interno.

Los signos y síntomas de los trastornos vestibulares son, algunas veces, difíciles de reconocer.

 

El mareo/vertigo es un síntoma real y verdadero para usted, pero no observable por el médico. Con el fin de diagnosticar un desorden del sistema vestibular, su médico debe confiar en los signos que observe, tales como movimientos anormales de los ojos (nistagmo) o del cuerpo. En las etapas iniciales de muchas enfermedades del sistema vestibular, estos signos pueden estar ausentes o débilmente presentes. Como resultado, el médico puede no ser capaz de decidir si el mareo es causado por un desorden vestibular.

 

Los desórdenes del sistema vestibular periférico (oído interno o laberinto) son en ocasiones indistinguibles de los desórdenes vestibulares centrales (cerebro y cerebelo).

 

El sistema vestibular consiste tanto de órganos sensoriales en el oído interno y de partes en el cerebro que reciben información del oído interno. Los órganos sensoriales vestibulares del oído interno tiene el nombre genérico de: sistema vestibular periférico. 


Cuando todo el sistema vestibular está trabajando adecuadamente, el sistema vestibular periférico detecta la aceleración y el movimiento de la cabeza para después enviar la información exacta al sistema nervioso central (el cual incluye a los núcleos vestibulares y partes del cerebelo y tallo cerebral) acerca de cómo la cabeza se está moviendo. El sistema vestibular central usa la información proveniente del sistema vestibular periférico para coordinar el equilibrio, los movimientos oculares y las sensaciones de movimiento.

 

Hay enfermedades que pueden afectar individualmente al sistema vestibular periférico, al sistema vestibular central o a una combinación de ambos. Desafortunadamente, los síntomas de los desórdenes periféricos y centrales pueden ser muy difíciles de distinguir entre sí, por ejemplo un infarto en el cerebelo puede imitar a una neuritis vestibular casi a la perfección. Con cierta frecuencia se requieren pruebas sofisticadas para determinar si los síntomas de mareo o desequilibrio están siendo causados por daño al laberinto o al cerebro.

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Las pruebas para evaluar al sistema vestibular requieren de equipo especializado y son tan fáciles de interpretar.

 

Aún si su doctor ha sido capaz de detectar los signos de un desorden vestibular, la mayoría de los médicos no disponen del equipo y del entrenamiento para determinar cuál desorden vestibular en particular está causando el problema.

 

Un diagnóstico completo requerirá probablemente una visita al especialista (otoneurólogo) que cuente con el equipamiento para las pruebas de audición, movimientos oculares y balance. Sin embargo, especialmente en las etapas iniciales de muchos desórdenes vestibulares, las pruebas pueden ser inconclusas o incluso normales. Pueden mostrar que hay un daño en el sistema vestibular, pero podrían no determinar con precisión el diagnóstico específico. También determinan si uno o ambos oídos están involucrados o si el daño está en el oído interno o en partes del cerebro.

Mientras estas preguntas no sean respondidas, cualquier forma de tratamiento tiene pocas probabilidades de ayudar.

A continuación, algunas sugerencias que pueden ayudarle a agilizar el proceso de obtener un diagnóstico

 

1. Proporcione al especialista toda la información que pueda

 

Reúna toda la información de su expediente y estudios previos. Informe a su médico acerca de toda la medicación que usted tome, incluido alcohol y tabaco. Esté atento de sus propios síntomas y lleve una libreta en donde anote la mayor parte de los detalles relacionados con su mareo o vértigo.

 

2. Asegúrese de comprender lo que el especialista está tratando de hacer y seguir puntualmente las instrucciones

 

Pida a que le explique detalladamente lo que le está causando el problema. Asegúrese de que le explique esto en un lenguaje claro y sin muchos tecnicismos. Si usted tiene dificultades para lo anterior, hágase acompañar de un familiar. Si su médico parece no estar haciendo NADA para solucionar el trastorno, cuestiónelo. No se impaciente: los medicamentos, dieta y otro tipo de terapias para el mareo/vértigo, suelen tomarse días o semanas para mostrar resultados favorables.

 

3. Esté preparado para buscar una segunda opinión

 

No todos los médicos son igualmente competentes para diagnosticar todas las enfermedades. Si su médico no responde a sus cuestionamientos, no trata activamente de diagnosticar su caso o le solicita irrazonablemente un sinfín de pruebas e incluso repetición de las mismas que antes han salido normales, o le somete a tratamientos farmacológicos que no funcionan, usted probablemente necesite a un médico especializado en los desórdenes vestibulares y del equilibrio.

El sistema vestibular y sus trastornos son complejos. En estos momentos hay investigación en muchas partes del mundo cuyos resultados nos ayudarán a entender en el futuro la causa exacta de muchas enfermedades del sistema del equilibrio. La mayoría de los tratamientos que se encuentran disponibles en la actualidad pueden curar, controlar o rehabilitar los síntomas.  

 

La frase “acostúmbrese a vivir con su vértigo” tiene cada vez menos sentido debido a que casi ningún paciente con vértigo, mareo o síntomas asociados se queda sin opciones hoy en día.

Por Ricardo A. Marte Corripio

Especialista en Audiología - Otoneurología

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